Imagina que tu a que tu escritorio se convierte en una pista de pruebas imaginaria por la que transita un coche muy particular, que de paso, convierte el fondo en un escenario tridimensional.

Si accedes al menú de control, puedes cambiar el color del auto o reponer gasolina y aceite, e incluso cambiarle las ruedas. Aparte, iRod te deleitará con unas cuantas vueltas de campana si te estrellas contra los límites de la pantalla. ¿Y qué decir del ruido que mete el cacharro? Puro delirio.
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